La Revista Digital del Sistema Nacional de Transparencia “México Transparente” es evidencia clara de la confluencia y el esfuerzo de los integrantes de este relevante marco normativo e institucional, producto, a su vez, de profundas transformaciones que han ocurrido en nuestro país, por poco más de cuarenta años.

Paralelamente, la revolución digital de los últimos veinticinco años ha facilitado la búsqueda de un gobierno abierto a los ojos de las personas, al ser la transparencia uno de los principios generales que deben regir en cualquier Estado constitucional de Derecho y tener implicaciones en dos dimensiones valorativas características de estos Estados: el control democrático al poder junto a su limitación y la de la garantía de los derechos de las personas.

Un Estado Constitucional como al que aspiramos tener todas y todos los mexicanos, se caracteriza no solo por sus rasgos formales como la existencia de una constitución rígida concebida como norma, sino, por la asunción de los fines y valores del constitucionalismo político, mismos que lo son respecto de las más profundas aspiraciones sociales plasmadas precisamente en los contenidos constitucionales apreciados como un contrato entre las personas y sus instituciones.

La transparencia se traduce en una serie de exigencias para todas las instituciones públicas al encontrarse vinculadas por los principios de rendición de cuentas y combate a la corrupción.

En la actualidad, el acceso a la información y prácticamente todos los derechos relacionados con las libertades de conciencia y expresión pasan necesariamente por el uso de las tecnologías de la información y comunicación, por los medios digitales en los que miles de millones de personas diariamente convivimos.

La publicación de un medio como la revista “México Transparente” en formato digital es, sin lugar a duda, un logro de la mayor relevancia para todas las instancias que conforman el Sistema Nacional de Transparencia al significar el establecimiento de un medio de vinculación ante este y la sociedad. Medio que deberá ir avanzando y ganando espacio entre las personas lectoras, para consolidarse como una herramienta útil a la difusión de las ideas y los lenguajes propios de la transparencia y los derechos humanos.

En un momento en el que la opacidad no cabe más como práctica en el terreno de lo público, es preciso tener claro que publicaciones como estas, ayudan a la reproducción y al avance de los vocabularios correlativos a la transparencia, sus principios, efectos y aspiraciones. Representan un foro para el diálogo abierto e incluyente entre todas y todos, un espacio para la construcción conjunta de los conceptos sociales que describen nuestras relaciones.

Transitamos de la obscuridad a la transparencia con paso firme y de manera contundente. Las y los mexicanos hemos decidido desterrar todo vocabulario alternativo que sea incompatible con la transparencia apreciada como principio, como fin y como valor.

Aprovechando la contingencia del lenguaje, pero sobre todo, haciéndonos cargo de las demandas sociales y de nuestro destino como nación, como instituciones y como individuos, a lo largo del avance de la cultura de la transparencia en nuestro país, hemos reescrito y resignificado el modo en el que nos relacionamos en torno a lo público. Los diversos patrones lingüísticos que el diálogo público ha ido creando nos han invitado a utilizarlos, extenderlos e incorporarlos en nuestra cultura y a dotarlos de firmeza a través de nuevas formas de comportamiento no lingüístico como la adopción o creación de nuevas normas y organizaciones.

Hoy, todas y cada una de las instituciones se encuentran frente a las personas en una posición muy diferente a aquella en la que se encontraban no hace mucho tiempo. La centralidad de la persona humana y así, el cambio de paradigma en materia de derechos humanos que este año cumple una década de haberse constitucionalizado en nuestro país, combinados con los vocabularios creados en materia de acceso a la información pública, rendición de cuentas, transparencia, protección de datos personales, intimidad y privacidad entre otros, han implicado una potenciación a favor de las personas y el ejercicio de sus libertades y derechos.

La presente revista digital es así, una apuesta por parte del Sistema Nacional de Transparencia por la democratización del conocimiento, la multiplicación de la palabra útil y la difusión de las ideas que, introducidas y puestas a jugar en los procesos dialógicos que ocurren entre las personas y sus instituciones, deriven en mayores alcances para los derechos de las personas y nos lleven a imaginar cómo materializar, mejores y más efectivas formas de empoderar a todas y a todos en condiciones de igualdad.

La llegada en este siglo al Estado de Cultura, cuyo único fin es el avance y desarrollo de las capacidades de la gente en condiciones de igualdad y neutralidad, requiere no solo información sino, sobre todo, comunicación. Por el lado de las instituciones, demanda su más profunda convicción democrática y de servicio, así como una preocupación y una ocupación constante con aquello que requieren las personas para satisfacer sus necesidades y avanzar sus capacidades en libertad. Por el lado de las personas, demanda corresponsabilidad, involucramiento constructivo y participación honesta y positiva.

Con esta publicación, inicia una nueva etapa en la comunicación institucional entre el Sistema Nacional de Transparencia y la sociedad mexicana. Sirva este medio a la progresividad de la conversación, a la construcción de alternativas y soluciones que nos beneficien; pero, sobre todo, que este valioso esfuerzo editorial a la conjunta imaginación y el planteamiento dé mejores futuros para todas y todos, que sea en favor de nuestro país.